El sueño es un proceso indispensable para la vida, el cual disminuye la conciencia y la reactividad a los estímulos externos.
Se asocia con la relajación muscular y responde a una razón biológica. En promedio, pasamos una tercera parte de nuestras vidas dormidos.
Es una hormona que se produce en un área del cerebro llamada glándula pineal (figura 1).
La oscuridad total es el principal estímulo para su producción y por ello, su concentración en sangre se relaciona directamente con el ciclo día-noche.
Ayuda a regular nuestro ritmo circadiano y se sintetiza a partir del neurotransmisor serotonina.
Su producción va descendiendo con la edad, a partir de los 30 años.
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El insomnio es la insatisfacción con la cantidad y/o calidad del sueño.
Las personas que padecen insomnio suelen tener:
– Dificultad para quedarse dormido a pesar de estar en la cama.
– Despertares frecuentes durante la noche.
– Problemas para volver a dormir si se despierta demasiado temprano en la mañana.
– Sueño no reparador.
El sueño es indispensable para una buena calidad de vida.
Debido a los cambios en el estilo de vida actual y las extensas jornadas de trabajo, entre otros factores, el tiempo promedio de sueño ya es menor a siete horas.
La Fundación Nacional del Sueño señala que los adultos deben dormir al menos siete horas en una noche típica, para tener una salud y funcionamiento óptimos.
Su efecto en la salud es tan importante como llevar una dieta saludable y hacer ejercicio.